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Mientras se recuperaba en el hospital de una grave caída por unas escaleras, Willy llamó a unos albañiles. Le pareció raro que tuvieran la piel verde, pero ya que le corría prisa, les pidió que le quitaran el borde defectuoso de su escalera. El problema fue que hicieron mucho más de lo que debieron, añadiendo incluso varias habitaciones a su mansión y luego negándose a cobrale.