Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, valientes y rebeldes combatientes destruyeron las hordas amenazantes de La Máquina y su satélite que propagaba la tiranía, que rodeaba el planeta de los valientes, el planeta llamado Landorin. La luna maligna se había ido, pero Landorin no estaba libre. La Máquina todavía gobernaba la superficie del planeta. Los Landorins se retiraron al núcleo interno de su mundo para esperar su muerte inevitable. Sin embargo, las máquinas y los mutantes deambularon por las ruinas desiertas de un paraíso perdido hace mucho tiempo en busca de la entrada a las cuevas secretas.
Antes de que los Landorins se retiraran, lograron enviar un grito desesperado de ayuda: una última señal de radio flota a través de los interminables confines del sistema tri-solar y se dirige a los confines más lejanos del universo. El grito fue escuchado por un hombre con el coraje de enfrentarse a las hordas y liberar a los últimos supervivientes de Landorin, un hombre en su aventura más peligrosa jamás ... Turrican.