El legendario shooter de Remedy marca un antes y un después para el género de acción en tercera persona. Con muchas influencias del cine negro y también, por qué no decirlo, de cintas como Matrix, es el título que puso en el mapa a un estudio que después continuaría su inclinación por la acción con Alan Wake o Quantum Break.
En Max Payne encarnamos a un detective del mismo nombre que, a lo largo de toda la saga en general y de esta entrega en particular, sufre constantes varapalos y golpes mientras trata de acabar con sus enemigos. Con unas mecánicas shooter muy cuidadas y con un fascinante y espectacular uso de la cámara lenta, absolutamente revolucionario para su época, este videojuego supone un cambio en la forma de concebir esta clas de producciones.