En su primer día de trabajo, la oficial de la policía de Nueva York, Megan Turner, se enfrenta con un asalto a un supermercado y se ve obligada a matar al atracador. Debido a la desaparición de la pistola del atracador durante los desconcertantes instantes posteriores al suceso, la agente Turner es acusada de disparar contra un hombre desarmado y es suspendida de sus funciones policiales. No obstante, la aparición pocos días después en la escena de un asesinato de un casquillo de bala con el nombre de la agente grabado en él, permiten su reingreso en el cuerpo y que pueda empezar a investigar quién está detrás de la oleada de asesinatos que se están sucediendo.