Wes es un vago de 25 años que odia su vida y con razón, porque da asco. En la oficina, la pesada de su jefa le atormenta delante de sus colegas repartidos en cubículos. En casa, su descarada novia es un imán sexual para todos excepto para él; incluso atrae al supuesto mejor amigo de Wes. No es de extrañar que este perdedor nato se trague píldoras contra los ataques de pánico como si fueran caramelos entre comidas vegetarianas de tofu empaquetado en celofán. Casi sería mejor que la patética existencia de Wes acabara de una vez, ahorrándole el dolor de prolongar su miserable vida. Y por suerte para Wes, si vida se acaba, mejor dicho, su viaje vida, cuando la estupenda Fox le saca de su letargo con una pistola humeante en la mano. Al parecer, el casi desconocido y olvidado padre de Wes murió mientras trabajaba para la Fraternidad, una liga de superasesinos fundada hace siglos cuyos miembros juran llevar a cabo las órdenes del destino; “Mata a uno y salva a mil”.